​Informe Especial: Estrategia para el armado de un portafolio de inversión

Por Leonardo Guidi de Grupo Carey SA

Este informe está dividido en dos partes:

  1. Las 4 reglas para armar un portafolio de Inversión.
  2. Caso práctico de armado de un portafolios (cartera) de inversión

Objetivo: que el lector aprenda una estrategia de inversión cohesiva y concisa que, si este es disciplinado, le permitirá obtener, a largo plazo, rendimientos superiores a los de los índices de referencia.

Antes de continuar quiero aclarar que durante el informe voy a utilizar los términos ‘portafolios de inversión’ y ‘cartera de inversión’ como sinónimos así que los verán intercalados varias veces a lo largo del informe pero en todos los casos remiten exactamente al mismo concepto.

Marco Teórico: Las 4 reglas para el armado de un portafolio de inversión

Estas son las 4 reglas que debemos aplicar para armar un portafolio que se ajuste a nuestra estrategia de inversión:

  1. Seleccionar el benchmark (índice de referencia) más apropiado para nuestra estrategia de inversión.
  2. Analizar los componentes del benchmark y asignarles retornos y riesgos esperados.
  3. Desviarnos del índice sólo cuando lo consideremos apropiado, basándonos en nuestras ‘hipótesis de inversión’.
  4. Siempre recordar que podemos estar equivocados.

Regla 1: Seleccionar el benchmark más apropiado

Lo primero que debemos hacer es elegir un benchmark y aunque esto parece ser algo sencillo, desafortunadamente no es así en un país donde parece que la gente siempre invierte a corto plazo y cambia de instrumento de inversión de un mes para el otro.

Antes que nada quiero aclarar lo siguiente: La cotización del dólar NO es un benchmark válido para medir el rendimiento de un portafolios acciones debido a que el dólar es una moneda y las acciones son la parte más pequeña en las que se divide el patrimonio neto una sociedad anónima, con lo cual, decir que hacer eso es comparar peras con manzanas es quedarse corto ya que es casi como comparar peras con aviones.

Por esta razón, si usted es un inversor que “piensa en dólares” y que a todo rendimiento lo mide en términos de dólar, mi recomendación es que en lugar de comprar acciones argentinas compre ADRs o cualquier otra acción que cotice en Wall Street ya que las mismas están denominadas en dólares y gracias a eso podrá olvidarse de ese problema pero, en el caso de que compre acciones argentinas que cotizan en pesos argentinos, entonces la cotización del dólar es algo que no califica como punto de comparación para saber si está haciendo las cosas bien o no. Digo todo esto debido a que en 2017, cuando el dólar subió un 15% mientras que el Merval subió un 80% a nadie se le ocurría medir el rendimiento de sus inversiones en dólares pero repentinamente, en 2018, parece ser que muchos los inversores comenzaron a pensar en dólares y de la noche a la mañana comenzaron a medir el rendimiento de sus inversiones en dólares pero permítanme decirles que hacer eso es el camino seguro a la frustración eterna ya que, gracias a Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía en 2002, la neurociencia ha demostrado que nuestro cerebro es muy malo a la hora de elegir los puntos de comparación mediante los cuales mide el valor de las cosas, ya sea que estemos hablando de un televisor que queremos comprar o de un portafolios de inversiones en el mercado y por lo tanto, si usted piensa “en pesos” el mejor benchmark que puede elegir para una inversión en acciones es el índice Merval en pesos mientras que si usted piensa “en dólares” el mejor punto de comparación que puede elegir es el Merval medido en dólares, tan sencillo como eso. Buscar otro punto de comparación que no sea un índice accionario sería un gran error.

Hago tanto énfasis en la correcta elección del benchmark porque una vez elegido, cambiarlo puede resultar muy costoso, más que nada en términos de la correcta ejecución de nuestra estrategia de inversión. Cambiar de benchmark, a pesar de que en este país haya gente que cambia de benchmark más rápido de lo que se cambia de ropa, es algo muy desaconsejable de hacer en el mundo de las inversiones ya que, haciendo eso, siempre vamos a estar “corriendo desde atrás” a las inversiones más ‘calientes’ del momento, razón por la cual, siempre vamos a llegar tarde a las mismas e invertiremos asumiendo un mayor riesgo a la vez que disminuiremos el rendimiento potencial que podremos obtener. Entonces, si por ejemplo, yo arranqué el 2018 invertido en acciones pero luego me pasé a Lebacs y luego a dólares y luego a Letes, lo más probable es que, entre comisiones y comisiones, haya capturado muy poco del rendimiento total de cada inversión pero como seguramente habrá lectores que podrían decirme “ok, pero las acciones fueron una de las peores inversiones del 2018” mi respuesta es que tienen razón pero que “con el diario del lunes” somos todos Warren Buffett y como yo no tengo la bola de cristal, no tengo manera de saber cuál será la mejor inversión del próximo mes o de los próximos dos meses pero lo que sí sé, porque los datos lo respaldan, es que a largo plazo las acciones siempre son lo mejor, siendo esta en definitiva, la razón por la que prefiero estar invertido en acciones a pesar de que el año haya sido malo a estar corriendo detrás de la volatilidad de la economía argentina para capturar aunque sea un pequeña migaja de retorno positivo, saltando de una inversión a otra. A pesar de no saber en qué momento exacto el mercado de acciones tocará el piso y revertirá, de lo que sí estoy seguro es de que eventualmente lo hará y que cuando eso suceda, las acciones generarán retornos que con creces superaran al dólar y a la inflación.

La investigación académica ya ha demostrado ampliamente que el “market timing” no existe y que es imposible predecir el mercado a corto plazo, aunque también han demostrado que las tendencias de largo plazo sí existen y que son muy útiles a la hora de armar nuestras estrategias de inversión así que, teniendo en cuenta lo que nos dicen los datos, lo que más nos conviene hacer es no perder tiempo intentando predecir el comportamiento del mercado a corto plazo sino, más bien, utilizarlo de una manera mucho más productiva armando un portafolios de inversión a largo plazo y para iniciar dicha estrategia con el pie derecho, lo que más nos conviene hacer es comenzar eligiendo correctamente un benchmark y utilizarlo como la hoja de ruta de nuestras inversiones para sólo desviarnos de él en el caso de que consideremos que sabemos algo que el mercado en su conjunto no sabe o que conozcamos las características y la operatoria de alguna empresa con un muy alto nivel de detalle para de esa manera realizar allí nuestras ‘apuestas’ de rendimientos excepcionales y ganarle al benchmark en el caso de que estemos en lo correcto al igual que evitamos desviarnos demasiado del mismo para no correr un riesgo demasiado elevado de que, si nuestra ‘apuesta’ resulta estar equivocada, seamos derrotados de manera estrepitosa por el mismo.

Regla 2: Analizar los componentes del benchmark y armar nuestro portafolios inicial imitándolo

Sea cual sea el benchmark que elijamos a la hora de armar nuestro portafolios de acciones, ese será el punto inicial de nuestra estrategia de inversión y nuestra guía a partir de la cual construiremos nuestro propio portafolios así que entonces, basándonos en esta premisa es que, en un principio, la constitución del mismo será exactamente igual a la del índice, al menos en lo que respecta a la ponderación de los sectores y sólo tendremos permitido desviarnos de él cuando:

  • Consideremos, con pruebas suficientes, que sabemos algo que los demás no saben o algo a lo que los demás no están dándole la importancia que en realidad tiene.
  • Consideremos que la mayoría de los inversores está malinterpretando cierta información sobre alguna empresa o sector.
  • Conocemos las características y la operatoria de una empresa con un nivel de detalles muy alto y detectamos, antes que el resto del mercado, que dicha empresa tiene altas probabilidades de generar durante los próximos meses/años beneficios por encima de su promedio histórico y del promedio del mercado.

En caso de no seguir las indicaciones anteriores estaremos actuando mayormente por impulso, emoción y con exceso de confianza, todo lo cual es una receta casi segura para el fracaso financiero.

De esta manera, por ejemplo, si nuestro benchmark tiene un 30% de ponderación en el sector de bancario, nuestra cartera inicial también debe tener un 30% del dinero invertido en dicho sector a menos que cumplamos con alguno de los puntos anteriores de tal manera que podamos justificar racionalmente una sobre o sub ponderación de dicho sector en nuestra cartera. Gracias a esto, lo que vamos a lograr es ganarle al índice cuando estemos en lo correcto y no perder por mucho en rendimiento con respecto a él cada vez que estemos equivocados (y puedo asegurarles que habrá varias ocasiones en las que estaremos equivocados).

Pensémoslo de esta manera: Si nuestra estrategia de inversión consiste en utilizar de manera superficial (es decir, sin realizar un análisis más profundo) información públicamente disponible a través de noticias, artículos y balances, estaremos invirtiendo con base en información a la que todos tienen fácil acceso y que por lo tanto, ya se encuentra descontada en los precios de la acción. Esta es la razón por la cual, si esta es nuestra estrategia de inversión no tiene sentido que nos desviemos de nuestro benchmark ya que, si lo hacemos en este tipo de circunstancias, sin haber analizado alguna empresa o sector en profundidad con el objetivo encontrar un driver no descontado completamente por el mercado que le permita obtener durante los próximos meses rendimientos superiores al promedio del mercado, estaremos actuando lisa y llanamente por impulso y exceso de confianza en lugar basar nuestra inversión en fundamentos sólidos y como se imaginaran, si hacemos eso las probabilidades de vencer al índice estarán completamente en nuestra contra.

Tengamos en cuenta lo siguiente: los mercados no son eficientes en el corto plazo pero a largo plazo sí que lo son. ¿Qué quiero decir con esto? Que hay determinados momentos en los cuales es posible que el consenso del mercado esté equivocado y que a causa de eso castigue innecesariamente la valuación de una buena empresa o que, por el contrario, la premie exageradamente haciendo subir el precio de su acción hasta las nubes pero, a la larga, lo que siempre sucede es que esto termina corrigiéndose y más temprano que tarde las valuaciones de las empresas vuelven a reflejar aproximadamente su valor real. Teniendo esto en cuenta es que, entonces, tiene sentido que nuestra cartera sea prácticamente igual al índice mientras no tengamos argumentos suficientes que justifiquen racionalmente que nos desviemos de él pero al mismo tiempo, la investigación académica ha demostrado que sí tiene mucho sentido que nos desviemos del índice y que sobre o sub ponderemos la participación en nuestra cartera de una acción o sector en particular siempre que hayamos detectado allí una sobre o subvaluación. Por supuesto, el porcentaje en el cual nos desviaremos del índice será mayor o menor dependiendo de lo bien que conozcamos a la empresa o al sector y de lo fuerte que sea la sub o sobrevaluación que hayamos detectado.

Warren Buffett, por ejemplo, es un inversor cuya cartera es bastante diferente a la del índice de referencia y cuyo dinero está concentrado en muy pocas acciones pero él es un inversor que puede darse el lujo de hacer eso porque conoce en profundidad el funcionamiento de las empresas que tiene en cartera y que tiene además un equipo de trabajo que también las conoce y al cual puede recurrir en caso de que algo imprevisto ocurra. Si nuestro nivel de conocimiento del negocio de las empresas que tenemos en cartera no es tan alto y no contamos con un equipo de inversores que pueda ayudarnos, lo mejor será que imitemos al índice a menos que tengamos el conocimiento suficiente acerca de una empresa o sector que nos permita sub o sobre ponderarla/o dependiendo de la situación.

Por último, sea cual sea el índice de referencia que elijamos, tengamos en cuenta que estos suelen cambiar ligeramente sus componentes cada cierta cantidad de meses pero sabiendo que dichos cambios suelen ser muy leves es que recomiendo no volvernos locos con esto y mirarlo una vez cada 6 meses para corregir desajustes en el caso de que estos sean mayores al 5%; de lo contrario, no se justifica el esfuerzo.

Regla 3: Desviarnos del índice sólo cuando lo consideremos apropiado, basándonos en nuestras ‘hipótesis de inversión’

Un vez armada la columna vertebral de nuestro portafolios, imitando la composición del índice al menos en lo que se refiere a sectores, llegó el momento de crear nuestras hipótesis de inversión que, básicamente, serán las razones por las cuales se justificará que nos desviemos del índice con el objetivo de vencerlo si estamos en lo correcto.

Dichas hipótesis estarán basadas en el conocimiento que tengamos sobre empresas y/o sectores particulares pero más que nada en las proyecciones a futuro que hagamos sobre ellas/os luego de haber analizado en profundidad toda la información que tengamos disponible.

El objetivo, por supuesto, es realizar ‘apuestas’ que sean correctas la mayor parte de las veces al mismo tiempo que mantenemos lo más a raya posible el riesgo de perder en rendimiento con respecto al índice y, como se dijo más arriba, la magnitud en la cual nos desviaremos del índice con respecto a la sobre o sub ponderación que le otorgaremos en nuestra cartera a una empresa o sector dependerá de qué tan confiados estemos en base al análisis que hayamos realizado ya que, como es lógico, una gran ‘apuesta’ en favor o en contra de una empresa/ sector puede generarnos enormes beneficios si estamos en lo correcto pero bien puede volverse en nuestra contra y no salirnos como lo habíamos previsto, produciendo en nuestro portafolios consecuencias negativas similares o equivalentes.

Continuando con un ejemplo anterior, si nuestro benchmark tiene un 30% de ponderación en el sector de bancario, nuestra cartera inicial también debe tener un 30% del dinero invertido en dicho sector pero supongamos que hemos realizado un análisis macroeconómico sumado a un análisis del sector y concluimos que al sector bancario le irá extremadamente bien durante el próximo año, razón por la cual creemos que está justificada una desviación del índice y por eso le asignaremos a dicho sector un 50% de ponderación en nuestra cartera. Debo decir que esa es una ‘apuesta’ muy grande de hacer, sobre todo si tenemos en cuenta que a ese 20% de ponderación adicional que le asignaremos al sector bancario en nuestra cartera tendremos que quitárselo a otros sectores, con lo cual, la desviación con respecto al índice será mayor de lo que inicialmente parece. Este es un detalle muy importante que siempre debemos tener en cuenta porque, una vez realizada una ‘apuesta’ de tal magnitud, si estamos en lo correcto nuestra cartera va a obtener un excelente rendimiento y vencerá por mucho al índice de referencia pero de la misma manera, si nos equivocamos y el sector bancario no tiene un buen año, nuestra cartera de inversión sufrirá mucho por haberle quitado ponderación a sectores que tal vez tuvieron buenos rendimientos para asignársela al sector bancario que no los tuvo. ¿Estás preparado emocionalmente para manejar este tipo de situaciones? Sea cual sea tu respuesta, tenela muy en cuenta a la hora de realizar una ‘apuesta’ muy grande en una dirección diferente a la del índice.

¿Hay alguna situación que justifique poner más el 50% de mi dinero en una sola acción o sector? Absolutamente no. Hay un viejo dicho en la bolsa que dice “Hay que concentrar tus inversiones para generar riqueza pero luego hay que diversificar tus inversiones para protegerla” y aunque esta frase suena muy linda lo que no te está diciendo es que aquellos que se han hecho ricos en la bolsa invirtiendo en apenas una, dos o diez acciones fueron extremadamente afortunados ya que actuaron con todas las probabilidades de ganar en su contra por la siguiente razón: cuando uno invierte en acciones asume principalmente dos tipos de riesgos:

  • Riesgo Sistémico: Es el riesgo que se asume al invertir en un país o mercado en particular (Argentina en nuestro caso) y en un instrumento en particular (las acciones, en este caso).
  • Riesgo no sistémico: Es el riesgo de invertir en una empresa y sector en particular.

Lo que ha demostrado la investigación académica, desde Harry Markowitz hasta hoy, es que el riesgo sistémico es imposible de evitar y menos aún en estos tiempos en que los mercados internacionales están interconectados entre sí pero que, a pesar de eso, y acá viene la gran revelación que le hizo ganar el premio Nobel, el riesgo no sistémico sí se puede evitar y prácticamente eliminar gracias a la diversificación. Pensemos lo siguiente: incluso aunque un inversor conozca a una empresa o sector de una manera extremadamente detallada y en profundidad, siempre habrá variables que no podrá controlar e información a la que no podrá acceder y si ocurre algún hecho inesperado que golpea específicamente a esa empresa o sector, como puede ser, por ejemplo, un cambio de regulación o un directivo de la compañía al que lo acusan de un delito, el precio de la acción puede llegar a caer mucho y por lo tanto también lo hará el valor total de su cartera sin que esta persona pueda hacer algo al respecto así que, por lo tanto, para no sufrir mucho ante la enorme gama de situaciones inesperadas que podrían afectar negativamente a una empresa o sector en particular que tengamos en cartera es que la mejor estrategia es la diversificación (Por las dudas aclaro que me estoy refiriendo a la inversión en aquellas empresas en las cuales no tenemos ningún control ya que, si por ejemplo, uno es el presidente de una empresa, tiene mucho más sentido tener la mayor parte de tu dinero invertido en acciones de dicha compañía por el hecho de que estás mucho más en control del riesgo no sistémico).

Es muy raro que una misma empresa o sector obtenga rendimientos superiores al promedio del mercado durante largos períodos de tiempo y como no sabemos a ciencia cierta cuál será la próxima empresa o sector que se convertirá en la estrella del mercado es que utilizamos la diversificación ya que esta reduce la volatilidad, mantiene el riesgo bajo control y nos permite realizar ‘apuestas racionales’ cada vez que tengamos información suficiente que justifique privilegiar a una empresa o sector dentro de nuestra cartera ya que, gracias a ella, en el caso de que estemos equivocados no sufriremos pérdidas irreparables y podremos mantenernos en el juego a largo plazo porque, de lo contrario, una ‘gran apuesta’ puede llegar a traernos una gran pérdida que nos saque del mercado para siempre, no sólo por razones financieras sino también por causas emocionales.

¿Qué hago si no se me ocurre alguna hipótesis de inversión que pueda respaldar con datos? Siempre que tu principal hipótesis de inversión con respecto al mercado de acciones sea que el índice de referencia va a subir y le va a ganar a la inflación, tiene sentido que estemos invertido en acciones, como veremos en detalle más adelante, pero si, además de esa hipótesis inicial que nos justifica la inversión en acciones por encima de la renta fija renta fija no se nos ocurre otra que podamos respaldar con datos y que nos lleve a preferir o desestimar una empresa o sector por encima de otros, mi sugerencia es que simplemente seamos neutrales, es decir, que confeccionemos una cartera con acciones que cotizan en el mismo mercado del cual es parte nuestro índice de referencia y, lo que es más importante, que imitemos la ponderación de los sectores que tiene dicho índice porque, nunca está de más repetirlo, nuestro objetivo es vencer al índice mediante las hipótesis de inversión que hagamos pero a la vez no perder por mucho contra él cuando estemos equivocado y por lo tanto, es obvio que para hacer eso tendremos que estar en lo correcto más veces de las que estemos equivocados, razón por la cual tiene mucho más sentido ser neutral mientras no tengamos razones que justifiquen lo contrario y evitar actuar por impulso, siguiendo a la manada cuando no detectemos razones concretas que lo justifiquen.

¿Tiene sentido quitar completamente de mi cartera a una empresa o sector que están presentes en el índice de referencia? Quitar de nuestra cartera una acción o incluso un sector porque consideramos que está cara/o es absolutamente una hipótesis viable que podemos sostener, siempre y cuando la misma esté respaldada por un análisis profundo de la empresa y el sector al igual que lo es vender parcial o totalmente nuestras acciones para quedarnos en ‘cash’ en el caso de que consideremos que el mercado en su conjunto está caro. Ciertamente estas son hipótesis muy fuertes de hacer porque implican una desviación muy grande con respecto a nuestro índice de referencia y más aún si tenemos en cuenta que este tipo de situaciones extremas en las que todos los sectores del mercado se ponen caros se dieron muy pocas veces a lo largo de la historia y por lo tanto, acertar justo el momento exacto en el que esta situación tan poco común volverá a suceder requerirá de mucho análisis e investigación por parte nuestra.

¿Cómo realizar una hipótesis de inversión?

La forma más sencilla de iniciar este proceso es haciéndose las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué es lo que el consenso del mercado está descontando que sucederá y que actualmente está incorporado en los precios pero que puede llegar a estar equivocado?
  2. ¿Qué es lo que puedo investigar/averiguar/saber sobre una empresa o sector que actualmente no está siendo descontando por el consenso del mercado?
  3. ¿Qué comportamientos irracionales, tanto alcistas como bajistas, puedo detectar actualmente en el movimiento del mercado?
  4. ¿De qué comportamiento irracional y/o sesgo cognitivo puedo estar yo mismo siendo víctima en este momento?

Más adelante voy a exponer un ejemplo completo de esto pero por el momento, sólo diré lo siguiente: Un gran ejemplo de pregunta 1 hubiese sido preguntarse en Diciembre de 2017 si el consenso del mercado, que pronosticaba un excelente 2018 para las acciones argentinas, estaba siendo demasiado optimista al respecto, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno continuaba pidiendo deuda en grandes cantidades bajo el supuesto de que siempre obtendría financiamiento al mismo tiempo que evitaba hacer las reformas estructurales de gasto público que le permitirían al país volver a crecer y encima de todo, le ponía un impuesto a la renta financiera que por supuesto, desincentivaba enormemente la inversión. Si en ese momento uno miraba los datos y los acompañaba con las preguntas 2, 3 y 4, tal vez hubiera dudado de que todo el optimismo que reinaba en el mercado tuviera realmente fundamentos y posiblemente hubiera tomado algunas medidas preventivas, quedándose total o parcialmente en cash o incluso migrando hacia otros instrumentos de inversión. Evidentemente ahora, con el hecho ya consumado nada podemos hacer más que aprender de la experiencia y recordar que cuando la mayoría de los inversores parecen estar todos del mismo lado podemos estar ante un caso de pregunta 3 y tomar algunas acciones preventivas al respecto pero además, de la misma manera que me hago esa pregunta cuando la mayoría de los inversores y analistas del mercado están alcistas puedo utilizar la pregunta 3 en un momento como este en el que tanto inversores como analistas locales e internacionales parecen hacer fila para pegarle a las acciones argentinas y detectar allí una exageración del movimiento bajista y del sentimiento bajista del consenso que no refleja el verdadero valor que tienen muchas de las empresas argentinas y que por lo tanto, me da a mí la posibilidad de armar cartera con un excelente potencial de rendimiento gracias a que sabemos que, a la larga, los mercados siempre son eficientes y el precio de las acciones volverá a reflejar el verdadero valor que las empresas argentinas realmente tienen. Sólo es cuestión de comprar y esperar.

Para profundizar en lo que se refiere a la pregunta 4 recomiendo leer el libro “Pensar rápido, pensar despacio” de Daniel Kahneman.

Regla 4: Siempre recuerda que puedes estar equivocado

Esta regla posiblemente sea la más importante de todas debido a que es la que mejor puede determinar si seremos exitosos como inversores en bolsa o no a causa de que está directamente ligada a nuestro comportamiento y es, de hecho, la mejor manera de asegurarnos que siempre utilizaremos la pregunta 4 en nuestros análisis de inversión ya que, sin ella, nuestros análisis pueden terminar estando totalmente equivocados a causa de los sesgos cognitivos que introducimos en ellos.

Gracias a esta regla reducimos, por ejemplo, el riesgo de incorporar en nuestro análisis el sesgo de exceso de confianza, el cual suele aparecer, sobre todo, cuando estamos atravesando una racha positiva y comenzamos a actuar como si fuéramos unos maestros del mercado haciendo inversiones cada vez más riesgosas que tarde o temprano nos llevarán a perder todo el dinero que ganamos y más.

Cada vez que nos sentimos tentados a violar las tres reglas anteriores y a realizar ‘apuestas’ de inversión no basadas en hipótesis creadas mediante el método descrito en la regla 3 sino más bien en el comportamiento de la manada, en intuiciones y corazonadas, esta regla aparece en escena para mantener a raya nuestro comportamiento irracional que, de mantenerse, tarde o temprano nos sacará del mercado.

En cada decisión de inversión que tomemos, sin importar lo confiados que nos sintamos gracias al análisis y los datos con los que contemos, existe la posibilidad de que estemos equivocados. Una vez que aceptamos eso, las probabilidades de que hagamos algo estúpido con nuestro dinero bajan muchísimo.

La razón por la cual la regla 4 es resulta ser tan útil es porque te obliga a utilizar tu benchmark como si fuera la correa de un perro, manteniéndote muy cerca de él durante gran parte del tiempo pero con la posibilidad de separarte siempre que tengas los fundamentos suficientes que lo justifiquen y sabiendo que puedes regresar a él cuando tus hipótesis de inversión hayan cambiado. Siguiendo con la metáfora, de la misma manera que, cuando el perro no está entrenado, la correa suele ser corta para que así no tenga mucha libertad de acción, no rompa nada y no corra ningún peligro, así también el inversor inexperto debe mantenerse muy cerca de benchmark mientras va aprendiendo todo lo necesario acerca de cómo gestionar adecuadamente sus inversiones. Posteriormente, de la misma manera que al perro que ha sido entrenado se le da más libertad y su correa es más larga, también el inversor que ha ganado experiencia y conocimiento tiene más libertad para desviarse del benchmark realizando sus propias ‘apuestas’ de inversión respaldadas en sus propias hipótesis.

Retomando el ejemplo anterior en el que hablábamos de asignarle el 50% de nuestra cartera al sector bancario, lo cual implicaba desviarnos mucho del índice de referencia cuya ponderación de dicho sector era del 30%, lo que de acuerdo con la regla 4 deberíamos hacer ante una ‘apuesta’ tan jugada es preguntarnos:

  • ¿Qué pasa si estoy equivocado?
  • ¿Soy capaz de tolerar las consecuencias emocionales y financieras que tendré que afrontar si esta hipótesis de inversión resulta estar equivocada?

Recordemos que para asignarle al sector bancario un 20% más de ponderación en mi cartera voy a tener que quitarle ese 20% a otros sectores que quedarán subponderados en relación al índice de referencia y por lo tanto, la ‘apuesta’ no será sólo a favor del sector bancario sino además en contra de los sectores a los cuales les quitaré ponderación en mi cartera por considerar que no obtendrán rendimientos tan altos como los que obtendrá el sector bancario… ¿Y si estoy equivocado? Nunca nos olvidemos de hacernos estas preguntas.

Es aquí donde aparecen las contra-hipótesis (o contra-estrategias) que, resumidamente, vendrían a ser aquellas hipótesis que estarán en lo correcto cuando la hipótesis original esté equivocada y que, para generarlas, simplemente basta con hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué sector del mercado o instrumento de inversión lo hará realmente muy bien si aquello a lo que estoy ‘apostando’ mediantes mis hipótesis de inversión lo hace muy mal por alguna razón que no puedo detectar en este momento?

Entonces, siguiendo con el ejemplo anterior, supongamos que mi idea es asignarle el 50% de mi cartera al sector bancario debido a que mi hipótesis de inversión es que el próximo año el país va a crecer mucho económicamente y por lo tanto sector bancario va a verse muy favorecido por el hecho de ser un sector de inversión agresivo y pro-cíclico.

Hecha la hipótesis y establecida la estrategia me pregunto ¿Qué pasa si estoy equivocado? En ese caso, si el país no crece económicamente como yo lo espero y el sector bancario languidece puedo realizar una contra-estrategia sobreponderando también en mi cartera al sector de Utilities ya que dicho sector no suele ser el mejor en los momentos en los cuales la economía se expande pero es de los mejores cuando la economía se estanca o entra en recesión así que, por ejemplo, si la ponderación del sector de Utilities dentro del índice de referencia es del 20% podría realizar una contra-estrategia sobreponderando dicho sector al asignarle el 30% (o 25%) de mi cartera para que, de esta manera, si mi hipótesis original resulta estar equivocada, mi contra estrategia me ayudará a que las consecuencias negativas de la primera sean, al menos, parcialmente compensadas por la segunda (aunque de más está decir que a ese 10% (o 5%) de ponderación adicional para el sector de Utilities también deberé quitárselo a otros sectores dentro de la cartera o directamente reducir mi apuesta del sector bancario al 40% - o 45%-).

La principal consecuencia que tendrá para nosotros invertir sin hacer esto es que correremos el riesgo de que, cuando una de nuestras hipótesis esté equivocada (y puedo asegurarles que sucederá) el daño a nuestra cartera puede llegar a ser muy alto, tanto financiera como emocionalmente y puede incluso provocar que nos arrepintamos de haber invertido en acciones siendo que el problema nunca fue el instrumento que elegimos sino el hecho de haber invertido sin una contra-estrategia que nos amortiguase el golpe en el caso de que nos equivoquemos.

Manos a la Obra: Caso práctico de armado de un portafolio de inversión

Llegó la hora de poner en práctica lo aprendido pero antes de ir a un caso concreto permítanme que exponga aquí la respuesta que la investigación académica le ha dado a la pregunta: ¿Qué es lo que tiene un mayor impacto en el rendimiento total que tendrá mi portafolio de inversión?

Lo que nos dicen los académicos de las finanzas, según los datos recolectados durante varias décadas, es que el armado de un portafolio de inversión es más que nada un proceso de eliminación que se encuentra representado por el embudo que vemos a continuación:

Los principales Papers que respaldan esta metodología y que han sido reconfirmados por investigaciones posteriores son los siguientes:

La imagen anterior es francamente reveladora porque lo que lisa y llanamente nos está diciendo es que la mayor parte del resultado de nuestra inversión no está determinada por las empresas puntuales en las que hayamos decidido invertir basándonos en nuestros análisis sino que, en realidad, aproximadamente el 70% del rendimiento total ya fue determinado de antemano cuando elegimos el instrumento de inversión en el cual queríamos invertir; es decir que, a la hora de invertir, es mucho más importante estar en lo correcto en relación al activo de inversión en el que decidamos invertir (Acciones, Bonos, Commodities, Opciones, etc.) que en elegir la mejor empresa, el mejor commodity o el mejor bono para comprar dentro de cada activo seleccionado ya que la primera decisión determina aproximadamente el 70% del rendimiento total mientras que la segunda sólo determina el 10% del mismo.

Los datos expuestos anteriormente cobran mucha más relevancia cuando pensamos en la cantidad de veces que nos pasamos semanas enteras analizando una empresa en particular, con todo lujo de detalles, sólo con el objetivo de estar en lo cierto en algo que con suerte puede llegar a tener un impacto del 10% en el rendimiento total de nuestra inversión y más aún cuando nos damos cuenta que, al mismo tiempo que dedicamos ingentes cantidades de tiempo en analizar los pormenores de una empresa en particular, dedicamos poco o nada de tiempo a analizar en profundidad el sector al cual la empresa pertenece, el estado actual de la economía del país o los países en los que desarrolla sus actividades, todo lo cual, según la investigación académica, tiene el doble de impacto en el rendimiento de nuestra cartera y mejor ni hablemos de la asignación de activos en general, a la cual tampoco solemos dedicarle mucho tiempo de análisis ya que, en la mayoría de los casos termina siendo una decisión basada principalmente en lo emocional o en el gusto de cada uno, siendo que según los datos, determina el 70% de nuestro rendimiento total.

¿Estoy diciendo con esto que nos olvidemos de analizar empresas? Absolutamente no.

Según la investigación académica, analizar en detalle en funcionamiento de una empresa específica, su negocio y sus perspectivas es lo que menos impacto tendrá en el rendimiento total de nuestro portafolios ya sea tanto si lo hacemos bien como si lo hacemos mal pero esto no quiere decir que sea un desperdicio de tiempo ponerse a analizar una empresa, porque de hecho no lo es en absoluto, pero lo que sí nos está diciendo es que si el 90% del rendimiento de nuestras inversiones está determinado por el tipo de instrumento de inversión que elijamos y, una vez elegido, por el país, sector y sub-tipo de instrumento que incorporemos en nuestra cartera, lo más lógico sería que pasemos el 90% de nuestro tiempo analizando instrumentos, países, sectores, tipos de empresa, tipos de bonos, etc, y que, una vez seleccionado el instrumento, país, sector y tamaño de empresa (en el caso de que hayamos decidido invertir en acciones) dediquemos el 10% del tiempo restante a analizar en profundidad las empresas más interesantes de cada sector elegido ya que, gracias a toda la preselección anterior, las alternativas potenciales de inversión se habrán visto reducidas a apenas unas pocas empresas y casi siempre a un número muy más manejable para analizarlas en profundidad.

En resumen, ¿Dónde te gustaría invertir la mayor parte de tu tiempo como inversor? En las decisiones que generarán entre 70% y el 90% del rendimiento total de tu cartera o en las decisiones que sólo generarán el 10% restante.

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Comencemos entonces eligiendo el o los activos de inversión en los que vamos a invertir y para eso, lo primero que tenemos que hacer es estimar los rendimientos que consideramos que cada activo de inversión tendrá en el futuro cercano y en el mediano plazo (1 a 3 años) ya que, para un plazo mayor de tiempo no tiene sentido que comparemos instrumentos de inversión a causa de que, como es bien sabido, la investigación académica también ha demostrado fehacientemente que, a largo plazo, las acciones son siempre el mejor instrumento de inversión posible y que, de hecho, son incluso más seguras que los bonos, tal y como ha sido demostrado en Wall Street, donde hay más datos y donde los números nos dicen que durante los últimos 200 años las acciones, medidas por el índice S&P500, han generado un rendimiento promedio anual del 12% en dólares mientras que los bonos apenas alcanzaron un rendimiento promedio del 3% anual que, oh casualidad, justo coincide con la inflación anual promedio histórica de Estados Unidos.

Establezcamos entonces algunos parámetros de rendimiento para luego poder realizar comparaciones entre instrumentos:

Hablando en términos generales, en un año calendario el rendimiento en moneda local, medidos en términos reales (descontando la inflación) que pueden tener los diferentes instrumentos de inversión (Acciones, bonos, Lecaps, Letes, commodities, etc.) puede clasificarse dentro de una de las siguientes cuatro categorías:

  1. Subir mucho (+20% o más)
  2. Subir poco (1% a 20%)
  3. Bajar poco [Corrección] (-1% a -20%)
  4. Bajar mucho[Bear Market] (-20% o más)

La forma en la que realizaremos el análisis de cada instrumento de inversión para determinar nuestras estimaciones de rendimiento futuro es algo que excede el alcance de este informe por lo que de aquí en más voy a suponer que cada lector ya ha realizado sus proyecciones a futuro del rendimiento para cada instrumento de inversión.

Teniendo en cuenta, repito, que la investigación académica ha demostrado una y otra vez que a largo plazo las acciones son siempre el mejor instrumento de inversión, lo más coherente es, entonces, que siempre que nuestras estimaciones con respecto al rendimiento de las acciones en general se encuentren dentro de la categoría 1 o 2, por pura lógica tengamos el 75% o más de nuestro dinero invertido en acciones.

Ahora bien, si nuestro análisis nos dice que el movimiento de los índices accionarios durante el próximo año estará en la categoría 3, entonces lo más conveniente será que dediquemos como mucho el 50% de nuestro dinero a las acciones y sólo en el caso de que consideremos que el rendimiento de las acciones durante el próximo año estará en la categoría 4 se justificará racionalmente que estemos completamente fuera de la inversión en acciones.

Vamos a suponer, entonces, que analizando drivers económicos, políticos y emocionales mediante la aplicación de las preguntas que vimos en la Regla 3 llegué a la conclusión de que durante el próximo año el rendimiento de las acciones se encontrará dentro de la categoría 1, es decir, que subirá más del 20% por encima de la inflación (lo sé, soy irremediablemente optimista) y en base a esto es que decido invertir el 100% de mi dinero en acciones.

Una vez elegido el instrumento de inversión y el porcentaje que le voy a asignar dentro de mi cartera (portafolios), el siguiente paso es elegir correctamente el benchmark contra el cual me voy a comparar, el cual además me servirá como mapa de ruta a lo largo de todo mi proceso de inversión (Regla 1).

Aquí algunos consejos:

  • Si decidiera invertir en acciones de EEUU, el mejor benchmark posible sería el índice SP500.
  • Si decidiera invertir en acciones de países desarrollados, el mejor benchmark posible sería el índice MSCI World Index ya que es el más diversificado.
  • Si decidiera invertir en acciones de países desarrollados y emergentes, el mejor benchmark posible sería el índice MSCI ACWI que está integrado por acciones de 23 países desarrollados y 24 países emergentes.
  • Si decidiera invertir en acciones argentinas, los mejores benchmark posibles son los índices Merval o Burcap, aunque a mí me gusta más el Burcap a causa de que pondera por capitalización.

Vamos a suponer que decido invertir en acciones argentinas y por lo tanto, según mi lógica debería utilizar como benchmark el índice Burcap, pero suceden dos cosas:

  1. Este índice nunca cobró relevancia entre los operadores del mercado y por esta razón es que, al día de hoy, todos continúan utilizando como benchmark al índice Merval.
  2. Las diferencias entre los rendimientos del índice Merval y Burcap suelen ser muy pequeñas entre sí por lo que, en última instancia, da igual elegir entre uno y el otro.

En conclusión, pesar de que me guste más el índice Burcap, por todo lo dicho es que en este informe voy a utilizar como benchmark el índice Merval denominado en pesos debido a que a las acciones las voy a comprar con pesos argentinos.

Una vez elegido el Benchmark, analizamos sus componentes y lo dividimos por sectores para saber cómo está constituido pero, teniendo en cuenta que estamos mirando hacia el futuro y que en menos de un mes la constitución del índice actual cambiará, es que no me conviene mirar la constitución actual del Merval sino más bien la constitución que tendrá durante el próximo trimestre, cuya estimación puede consultarse aquí: https://www.iamc.com.ar/carterasproyectadas/ (Aclaración: Esta es simplemente una decisión personal mía ya que no hay ningún problema en utilizar la constitución actual del índice para armar nuestra cartera)

Según la cartera del Merval proyectada al 29 de Noviembre, los sectores constituyentes del índice son:

A partir de la tabla anterior comienza el armado de mi propio portafolios que, en una primera instancia, debe respetar lo más posible que se pueda la ponderación de sectores que tiene el índice para luego desviarnos de él pero sólo en el caso de que tengamos alguna hipótesis que queramos probar en el mercado y que nos obligue a desviarnos de la cartera del índice de referencia.

Aunque nuestra cartera inicial debe tener la misma ponderación de sectores que tiene el índice de referencia, no es obligatorio que tenga exactamente las mismas acciones y en las mismas ponderaciones que tiene el índice ya que, como lo vimos en el cuadro del embudo, las acciones puntuales que tenemos en la cartera contribuyen en muy poco al rendimiento total de la misma y por lo tanto, el hecho de que nos desviemos del índice en lo referente a las acciones concretas en las que invertimos no hará una diferencia significativa en el rendimiento potencial que terminará teniendo nuestro portafolios de inversión.

A modo de ejemplo, esta sería una cartera inicial completamente viable, construida a partir del índice Merval y con la que podríamos comenzar nuestra estrategia de inversión:

Como habrán notado, esta cartera no respeta al 100% la ponderación del índice ya que, entre otras cosas, no tiene participación del sector de Holding y sobre-pondera un poco los sectores de consumo discrecional y telecomunicaciones pero, al tratarse de porcentajes menores al 5%, son prácticamente despreciables y seguramente no van a ser causantes de que el rendimiento de nuestra cartera se desvíe mucho del rendimiento del índice.

Es muy importante tener en cuenta que esta cartera no solo será nuestra cartera inicial sino que además representa nuestra cartera base en la cual debemos estar invertidos cada vez que no tengamos alguna hipótesis de inversión que queramos probar, ya sea a causa de que no se nos han ocurrido hipótesis nuevas como si las hipótesis que teníamos en vigencia ya no lo están, sea por el motivo que sea. De esta manera, nuestra estrategia partirá siempre desde la cartera base para ir desviándose de ella cada vez que tengamos una o varias hipótesis de inversión que estemos intentando probar en el mercado para luego retornar a ella cuando dichas hipótesis de inversión dejen de estar vigentes. Esta además es la razón por lo cual es muy importante que vayamos actualizando la composición de nuestra cartera base cada vez que cambia el índice de referencia.

Una vez creada la cartera base debemos proceder a establecer nuestras hipótesis de inversión pero antes de eso quiero dejar en claro que las hipótesis de inversión que voy a dar a continuación son dadas a modo de ejemplo y por lo tanto son mías ya que responden a mis análisis subjetivos. En base a eso es que considero que dichas hipótesis en absoluto tienen por qué ser compartidas por los lectores de este informe ya que nada aprenderemos sobre inversiones si armamos nuestras carteras simplemente basándonos en las recomendaciones de los demás y menos aún si las tomamos de artículos de diarios y redes sociales porque, en la gran mayoría de los casos, los analistas que publican sus inversiones en esos medios suelen publicar solamente lo que comprar y casi nunca avisan cuando venden (y menos aún si vendieron a pérdida).

Hecha esta aclaración, continuemos:

Hipótesis de Inversión:

  1. Gracias al efecto ‘Bolsonaro’ las inversiones y la economía de Brasil en general tendrán un excelente 2019, similar a lo que fue el periodo 2016-2017 para los activos financieros en Argentina gracias al efecto positivo que generó el cambio de gobierno y la llegada de Macri al poder pero en el caso de Brasil, este efecto positivo tiene la ventaja de que la mayor parte de su deuda soberana está denominada en moneda local y por lo tanto los riesgos de que el país deba enfrentar una crisis inflacionaria de deuda en el corto plazo es bajísima.
  2. Luego de toda la baja que sufrieron los precios de las acciones argentinas durante 2018, las valuaciones de las empresas quedaron a precio de ganga en la gran mayoría de los casos, es decir, que en este momento el precio de sus acciones en el mercado no refleja en absoluto la valuación real de las empresas y por lo tanto, eso me da bastante margen de seguridad como para estar invertido a estos precios ya que gracias a dicho margen estoy asumiendo un riesgo muy bajo de perder dinero a largo plazo a la vez que mi cartera tiene un potencial de ganancias que supera con creces el de inversiones en renta fija y la tasa de inflación esperada.
  3. El sector de Utilities tendrá un gran 2019 y posiblemente vuelva a ser el mejor sector del Merval durante ese año de la misma manera que ocurrió durante 2017. Las causas del excelente rendimiento serán los precios de ganga a los que quedaron cotizando las acciones de este sector luego de toda la baja del 2018, los ajustes de tarifas que continuarán siendo autorizados y que les permitirán a estas empresas seguir recuperando rentabilidad a la vez que aumentan sus márgenes en todo lo posible. Como ventaja adicional, este sector ha sido históricamente uno de los de menor volatilidad del mercado y con las ventajas competitivas más fuertes gracias al monopolio que ejercen estas empresas como consecuencia de las concesiones gubernamentales con las que fueron beneficiadas.
  4. El gobierno de Macri tiene garantizado el financiamiento para todo el 2019 gracias a lo cual la inflación debería estar más controlada durante este año. Teniendo en cuenta que no hay riesgo de default para 2019 y siendo este un año electoral, mi previsión es que el gobierno intentará contener en todo lo posible el movimiento del dólar pero evitando que se atrase con respecto a la inflación por pedido del FMI y por lo tanto, espero un año de recuperación del salario real y del consumo, gracias a lo cual, las acciones argentinas se van recuperan mucho y por lo tanto, es una oportunidad para sobreponderar sectores pro-cíclicos de la economía.
  5. EEUU tendrá un buen año bursátil gracias a que Trump se encontrará transitando su 3er año de mandato, el cual históricamente ha sido alcista en prácticamente en todos los casos para los mercados financieros debido a que, durante la segunda parte de sus mandatos, los presidentes estadounidenses suelen ser mucho más amigables con los mercados, mucho más conciliadores y mucho menos confrontativos debido a que, o están buscando la reelección o ya se encuentran demasiado desgastados luego de tantos años de gobierno. Además, estimo que la guerra comercial entre EEUU y China terminará con un acuerdo entre las partes ya que a ninguno de los dos les conviene que dicho conflicto se prolongue demasiado y considero que la FED será un poco más laxa en sus subas de tasas, evitando llevar la tasa overnight por encima del 3% durante 2019. En Resumen, el mundo no le jugará muy en contra a la Argentina.

Terminadas las hipótesis de inversión, llegó el momento de realizar nuestras ‘apuestas de inversión’.

Una de mis hipótesis, por ejemplo, me motiva a sobreponderar el sector de Utilities dentro de mi cartera, por lo que en este caso, partiendo del hecho de que el Merval tiene un 13% de ponderación en acciones de Utilities eléctricas, eso quiere decir que asignarle más de un 13% de ponderación a las acciones de este sector dentro de mi cartera implicará que esté realizando una ‘apuesta’ basada en mi hipótesis y siguiendo con la misma lógica, cuanta más ponderación les asigne, más confianza estaré demostrando en dicha hipótesis y más riesgo estaré corriendo de perder en rendimiento contra el índice Merval si es que estoy equivocado, pero al mismo tiempo, de ganarle si es que estoy en lo correcto con mi hipótesis de inversión.

Por esta razón, y en base a las Reglas 3 y 4 es que, si estoy pensando en asignarle al sector de Utilities una alta ponderación en mi cartera durante 2019, ya sean estas Utilities gasíferas o eléctricas, las preguntas que previamente debo realizarme son:

  1. ¿Por qué considero que este sector volverá a tener un año brillante, estilo 2017, durante 2019?
  2. ¿Qué grado de confianza tengo con respecto a que, durante 2019, las acciones de este sector obtendrán rendimientos por encima del promedio del mercado?
  3. ¿Qué planes de salida tengo planeados en el caso de que mi análisis sea equivocado? ¿Cuánta baja estoy dispuesto a tolerar? ¿Cuánta volatilidad?
  4. ¿Qué pasa si estoy equivocado? ¿Soy capaz de afrontar emocionalmente las consecuencias que puede tener en mi cartera con Utilities eléctricas ponderadas en más de un 13% el hecho de ver nuevamente a este sector obteniendo malos rendimientos como consecuencia de que, por ejemplo, el gobierno no continúe autorizando aumentos de tarifas?

Estas son preguntas importantes que todos debemos hacernos a la hora de armar o modificar nuestras carteras inversión porque sería una imprudencia tener en ellas acciones que no se encuentren allí con un propósito, ya sea este replicar el comportamiento del índice o colaborar con alguna hipótesis de inversión pero además de un propósito, las acciones que forman parte de nuestra cartera deben estar allí con condiciones que deben cumplirse para que las mismas continúen estando ahí; de lo contrario, mientras no encontremos razones (hipótesis) que justifiquen desviarnos del índice Merval, nuestro benchmark, lo más sensato que podemos hacer es apegarnos al benchmark, volviendo a nuestra cartera base inicial, para de esta manera, no perder en rendimiento con respecto a índice a la vez que estamos preparados para que, cuando tengamos una nueva hipótesis de inversión que queramos probar, podamos ejecutarla rápidamente y vencerlo con creces si es que estamos en lo correcto.

Una vez realizadas y respondidas las preguntas anteriores llegaremos al porcentaje final que decidiremos asignarles, en este caso, a las acciones del sector de Utilities dentro de nuestra cartera, el cual además (no nos olvidemos), deberá ser restado del porcentaje de participación que tienen en nuestro portafolios las acciones de otros sectores que, por lo tanto, se verán sub ponderados dentro del portafolios ya que no podemos violar la regla del 100% máximo de ponderación a menos que utilicemos la caución, en cuyos detalles no voy a profundizar en este informe.

Recién luego de todo esto, llegará el momento de decidir específicamente cuál o cuáles acciones, en concreto, elegiremos para formar parte de nuestro portafolios y lo hacemos así porque, como he dicho anteriormente, la investigación académica ha demostrado que elegir correctamente los sectores en los cuales sobre o sub-ponderaremos nuestra cartera de inversión es mucho más importante para el rendimiento total de la misma que elegir correctamente la mejor acción para invertir dentro de cada sector. Dicho de otra manera, sobreponderar de antemano en nuestra cartera el sector del mercado que luego terminará teniendo el mejor rendimiento del año tendrá en ella un impacto positivo muchísimo más importante que el impacto positivo adicional que tendrá el hecho de haber elegido justo la acción con el mejor rendimiento del año. En resumen, la correcta construcción de nuestro portafolio de acciones depende mucho más de los sectores que elijamos sobre y subponderar dentro del mismo que de las empresas específicas que incluyamos en él.

Como lo dije al principio de esta sección, una vez que planteamos nuestras hipótesis de inversión y en base a ellas elegimos los sectores que deseamos sobre y subponderar en nuestras carteras con el objetivo de ganarle en rendimiento del índice de referencia, lo que sucede es que la elección concreta de cuáles acciones vamos a agregar a nuestra cartera, cuáles vamos a quitar o a cuáles de las existentes vamos a sobre o subponderar ha quedado reducida a unas pocas alternativas que generalmente conforman un número bastante manejable que nos permite analizarlas en profundidad.

Analizar en profundidad y con lujo de detalle todas las empresas que componen el índice Merval es una tarea que podría demandarnos muchísimo tiempo y cuyos beneficios adicionales casi con seguridad no compensarían el esfuerzo realizado, principalmente por tratarse de algo que, si lo hacemos perfectamente bien y elegimos correctamente la mejor empresa de cada sector, a lo sumo contribuirá en un 10% a mejorar el rendimiento total de nuestra cartera de inversión, lo cual hace que no se justifique el esfuerzo y menos aún para aquellas personas que no se dedican a las finanzas.

Ahora bien, esta estrategia de inversión tiene su núcleo en las hipótesis que nos planteamos en base a nuestro análisis previo y por lo tanto, serán siempre ellas las que nos digan cuáles serán los sectores en los que vamos a focalizarnos, ya sea para privilegiarlos o subestimarlos dentro de nuestra cartera y gracias a esto, el análisis profundo quedará restringido solamente a las empresas pertenecientes a estos sectores por el hecho de ser los afectados por nuestras hipótesis.

¿Qué hago si aun después de todo el filtrado, continúo teniendo muchas acciones para analizar en profundidad? En ese caso lo que más nos conviene hacer es agregar más hipótesis, principalmente ligadas a la capitalización bursátil de las empresas, como lo expone la parte media del cono de construcción de portafolios. En estos casos, podemos analizar nuevamente los drivers económicos, políticos y emocionales mediantes las preguntas de la Regla 3 para así determinar si consideramos que durante el próximo año las acciones de gran capitalización bursátil vencerán a las pequeñas o viceversa y si las acciones ‘de valor’ vencerán a las acciones de empresas ‘en crecimiento’, o si sucederá lo contrario. De esta manera, nuestras alternativas de inversión (o desinversión) quedarán restringidas a unas pocas empresas.

En aquellos sectores que no se vieron afectados, tanto positiva como negativamente, por alguna hipótesis de inversión conviene que simplemente nos limitemos a imitar al índice, al menos en cuanto a porcentaje de participación del sector en el mismo e incluso podemos imitarlo en las acciones escogidas en el caso de que no dispongamos de tiempo para analizarlas en profundidad o que directamente no deseemos hacerlo.

Finalmente, sin más preámbulos les dejo a continuación las dos carteras de inversión, una conservadora y otra arriesgada, que yo armaría en base a las hipótesis de inversión expuestas anteriormente.

Las características propias de esta cartera son las siguientes:

  • Está expuesta a Brasil en un 30%
  • Subpondera por mucho al sector financiero en relación al Merval y por lo tanto, hace una gran apuesta en contra del mismo y a favor de otros sectores por considerar que sus acciones obtendrán mejores rendimiento que las acciones pertenecientes al sector financiero.
  • Está expuesta a las Utilities eléctricas en un 7% más de lo que lo está la cartera inicial. Esta es una ‘apuesta’ bastante conservadora pero que, de salir bien, ayudará mucho a vencer al índice.
  • Está más expuesta a telecomunicaciones y consumo discrecional en el doble de ponderación que el índice Merval aunque, aun así, la participación de estos sectores dentro de la cartera continúa siendo poco importante.
  • Subpondera por un 2% al sector de materiales básicos, lo cual, teniendo en cuenta la poca ponderación que desde el inicio tiene este sector en nuestra estrategia, es algo que no afectará significativamente su rendimiento final.

Las características propias de esta cartera son las siguientes:

  • Está expuesta a Brasil en un 35%
  • Subpondera por mucho al sector financiero en relación al Merval y por lo tanto, hace una gran apuesta en contra del mismo y a favor de otros sectores por considerar que sus acciones obtendrán mejores rendimiento que las acciones pertenecientes al sector financiero.
  • Está expuesta a las Utilities eléctricas en un 12% más de lo que lo está la cartera inicial. Esta ‘apuesta’ ya no es tan conservadora como la de la cartera anterior.
  • Está mucho más expuesta al sector de consumo discrecional de lo que está la cartera base inicial aunque aun así, continuamos hablando de una ponderación muy baja dentro de la cartera.
  • Directamente deja afuera a los sectores de materiales básicos, telecomunicaciones y mercados, con lo cual, si estos sectores obtienen rendimientos superiores a los del índice durante el próximo año, esta cartera correrá un serio riesgo de perder en rendimiento con respecto a él ya que, al dejarlos afuera, hemos realizado una apuesta importante en contra de los mismos.

Para finalizar, a menos que ocurra algún hecho inesperado que tenga un alto impacto en los fundamentos de alguna empresa o sector tenemos en la cartera, no tiene sentido que hagamos modificaciones a menos que:

  • Tengamos una nueva hipótesis que queramos probar y que la consideremos más importante que alguna de las hipótesis que estemos probando en ese momento.
  • Alguna de las hipótesis haya perdido vigencia, haya demostrado estar equivocada, haya quedado desactualizada o se haya cumplido favorablemente.
  • Cambió la constitución del índice de referencia y debamos realizar modificaciones para continuar respetando en nuestra cartera la ponderación de aquellos sectores que no están siendo afectados por alguna hipótesis de inversión.

Aun así, tengamos siempre en cuenta que vender es mucho más difícil que comprar.

Como verán, en las carteras finales solo he expuesto los sectores puntuales en los que yo invertiría pero no he detallado concretamente las acciones específicas que incluiría en las mismas debido a que, las carteras en las cuales detallo tanto las acciones como los porcentajes puntuales a invertir están solo disponibles para los clientes de Carey y por lo tanto, si desea solicitar el informe con las carteras detalladas debe hacerlo enviando un email a info@grupocarey.com.ar

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Por último, y como complemento de este informe, dejo una excelente entrevista realizada este año a Warren Buffett, la cual además me tomé el trabajo de subtitular debido a que en ella, el más grande de la inversión en Bolsa nos explica detalles muy importantes acerca de la manera en la que invierte.

Link a la entrevista