Mercados: El Merval continua a la baja mientras el S&p500 bate records historicos
Por Leonardo Guidi de Grupo Carey SA
Terminamos una semana en la cual el índice Merval está perdiendo más de 2.000 puntos mientras el riesgo país no para de subir y el dólar continúa su camino hacia la banda superior.
Está claro que el mercado no le cree al gobierno y a las medidas tomadas en Semana Santa por lo que, desafortunadamente, sólo podemos esperar más y más incertidumbre mientras nos acercamos al 22 de Junio, la primera fecha clave de estas elecciones, cuando queden definidas las candidaturas.
Como todos hemos comprobado durante estos meses, los mercados financieros odian la incertidumbre y eso es justamente lo que se ve reflejado en el precio de las acciones por lo que, a pesar de que las acciones argentinas están baratísimas, vemos también que casi no hay demanda por ellas y por lo tanto, como aconteció durante esta semana, continúan bajando y bajando de precio quedando cada vez más baratas y ofreciéndoles un rendimiento potencial increíblemente alto para quienes están dispuestos a asumir el riesgo de comprarlas en un momento como este en el que son pocos los que las quieren.
¿Es momento de comprar acciones argentinas? La suba del riesgo país empuja hacia abajo las valuaciones de todas las empresas argentinas que tienen ADR y como dichas empresas son además las que tienen las mayores ponderaciones en el índice Merval, por una simple cuestión de arbitraje, eso provoca que la gran mayoría de las acciones se encuentre actualmente en un contexto en el cual no hacen otra cosa más que caer como resultado de que el riesgo país es señal de que el contexto político-económico en el que desarrollan sus actividades se está volviendo cada vez más riesgoso. En resumen, el riesgo país implica un aumento en la percepción del riesgo operativo y financiero de las empresas argentinas y por lo tanto, al aumentar el riesgo manteniendo constante los flujos futuros esperados, la empresa vale menos.
Es por esta razón por la que, en mi caso, aunque en un momento como este no venda una sola acción argentina por el hecho de que no voy a vender a precios actuales un activo financiero que estoy seguro que vale mucho más, tanto los dividendos que reciba de ahora en adelante como cualquier dinero extra que pueda invertir en acciones irá a parar a Cedears de EEUU y no a acciones argentinas mientras el panorama electoral no me brinde más certezas con respecto a qué país tendremos a partir del 10 de Diciembre. Gracias a esto mi cartera estará mucho mejor diversificada y con inversiones en Cedears que, entre otras cosas, me protegerán ante la suba del dólar.
¿La guerra comercial entre EEUU y China puede ser el detonante del inicio de un mercado bajista en el mundo?
Este es, sin lugar a dudas, el conflicto que más tiene en vilo a los mercados internacionales a causa de sus contendientes (que juntos suman casi la mitad del PBI mundial) y del volumen de dinero en concepto de aranceles que se están manejando así que, sería un error muy grande de nuestra parte analizar esto simplemente como un conflicto entre partes que no genera repercusiones en el resto de los mercados financieros internacionales ya que, a medida que las tecnologías de la información se fueron apoderando de los mercados financieros a lo largo de los últimos 30 años, cada uno de ellos pasó de ser un mercado relativamente independiente a ser tan sólo una parte de un mercado financiero mundial totalmente interconectado. Es por esta razón por la que, hoy por hoy, cualquier hecho de gran magnitud que ocurra en un mercado desarrollado seguramente tendrá repercusión en el resto del mundo, siendo por supuesto los mercados emergentes y fronterizos los más afectados, positiva o negativamente, a causa de sus inherentes fragilidades estructurales.
Entonces, teniendo en cuenta que cuando analizamos este tipo de situaciones tenemos que analizarlas como parte de un mercado mundial y partiendo de las estimaciones económicas del FMI según las cuales, el PIB mundial es actualmente de casi USD 85 Billones (trillions en inglés) y crecerá en USD 3,2 billones durante 2019, podemos afirmar que, para que el mundo entre en recesión durante este año, será necesario que acontezcan uno o varios eventos negativos de tal magnitud que eliminen esa misma cantidad de riqueza a nivel mundial, llevándonos de esta manera a un estancamiento económico global como el que vimos por última vez en 2009.
Como comentario adicional, quiero agregar que algo similar fue exactamente lo que detonó la crisis de 2008. Esto es muy extenso de explicar pero haré un resumen muy general para que quien quiera profundizar en el tema sepa por dónde empezar a buscar: Entre las varias teorías que explican la crisis de 2008 hay una bastante convincente que afirma que dicha crisis fue detonada por un cambio en la regulación contable, conocida como la FAS-157 “mark-to-market accounting”, que entró en vigencia el 15 de Noviembre de 2007. Es muy probable que no hayan escuchado hablar de ella porque, al fin y al cabo, es un cambio en una norma contable y los medios saben que este tipo de temas no suelen atraer mucha audiencia.
Voy a explicarla brevemente aunque aclaro que no soy contador por lo que puede ser que la definición no sea 100% exacta. Mark-to-market accounting refiere a la manera en la que deben estar valuados los activos y pasivos de una empresa en el balance y lo que hizo este cambio de regulación en su momento fue obligar a que dichos activos y pasivos dejen de estar valuados a costo histórico en los balances de las empresas para pasar a estar valuados a ‘precios de mercado’ o al precio de ‘activos similares’. Hasta ese momento los activos y pasivos estaban valuados a costo histórico, es decir, al precio al cual habían sido adquiridos. La contabilidad ‘histórica’ es simple, estable y fácil de llevar adelante mientras que la contabilidad ‘a precios de mercado’ era muy volátil y causaba todo tipo de problemas. Si a eso le sumamos el contexto de fuertes caídas en los precios de las viviendas, tenemos como consecuencia que los bancos, cuyos activos estaban llenos de bonos respaldados por hipotecas, fueron severamente afectados por este cambio de regulación y el impacto fue de tal magnitud que en muy poco tiempo, billones (trillions) de dólares fueron eliminados de sus hojas de balances, afectando enormemente sus valuaciones, acelerando la caída de los mercados y llevando eventualmente al mundo entero a una recesión.
En el siguiente gráfico podemos ver cómo la implementación y posterior eliminación de la FAS-157 afectó al SP500:
De más está decir que no hubo un sólo detonante para una crisis financiera tan grande como la que vivimos en 2008 pero sin lugar a dudas esta fue una causa muy importante porque eliminó de un día para el otro billones (trillions) de dólares de la hoja de balance de los bancos.
Volvamos ahora a la guerra comercial entre EEUU-China. En el siguiente gráfico vemos el tamaño del Pib mundial sumado al crecimiento esperado del mismo que se espera para 2019 de acuerdo con las estimaciones realizadas por el FMI:
Como vemos en el gráfico, el peor de los resultados posibles sería un no-acuerdo entre ambas partes y la total implementación de aranceles entre ambos países, los cuales, según las estimaciones del propio gobierno de EEUU, resultaría en una erosión de la riqueza mundial de entre 200 a 800 mil millones de dólares.
Partiendo de esta premisa, si suponemos que la guerra comercial entre EEUU y China termina en el peor de los escenarios posibles, con los aranceles establecidos completamente por parte de ambos contendientes, la pregunta que debemos realizarnos es: ¿El impacto de estos aranceles es lo suficientemente alto para llevar al mundo a una recesión?
En el gráfico anterior vemos en franjas amarillas el impacto que tendría para el PIB mundial la eliminación de aproximadamente USD 800.000 millones (billions) ya que esto es lo que se estima que provocará el establecimiento total de los aranceles mutuos entre EEUU y China pero como el crecimiento mundial está estimado en USD 3,2 billones, es obvio que la respuesta es un gran NO, aunque sí es cierto que si llega a darse un no-acuerdo entre EEUU y China los mercados caerían con fuerza por unas semanas ante el impacto negativo de tan mala noticia para posteriormente recuperarse cuando los fundamentos de las empresas demuestren que los miedos estaban exagerados.
Como podemos ver, incluso el peor escenario posible de esta guerra comercial no tendría en absoluto la potencia, en términos de eliminación de riqueza, como para llevar al mundo a una recesión aunque obviamente, como comenté recién, siendo un hecho tan malo y que no está siendo esperado actualmente por los inversores provocaría bajas fuertes en los mercados a corto plazo, mucha preocupación por parte de quienes están invertidos en acciones y anuncios de inicio de mercados bajistas por todas las redes sociales por lo que, si mantenemos la calma y tenemos en cuenta que esto no logrará provocar una recesión mundial, podremos evitar salir precipitadamente de un mercado que continúa siendo alcista de largo plazo e incluso, si tenemos liquidez, seremos capaces de aprovechar el miedo de otros para hacernos de acciones de buenas empresas a excelentes precios.
El miedo a un hecho negativo es siempre alcista a causa de que, a medida que dicho miedo se va revelando poco a poco como exagerado y el hecho temido parece ser cada vez más improbable, el nivel de miedo va revirtiendo a lo normal y el miedo a una baja se va convirtiendo en miedo a no quedarse afuera de la próxima suba (FOMO).
Algo similar ocurre cuando se teme que ocurra un hecho muy negativo y cuando este finalmente acontece, termina siendo sólo levemente negativo. Esto, por ejemplo, podría darse si se imponen aranceles entre EEUU y China pero en una magnitud mucho menor a la esperada; o sea, el hecho en sí mismo es negativo pero como se estaba esperando algo mucho peor, termina teniendo un efecto alcista en el mercado debido a que los precios de las acciones estaban descontando un hecho mucho más negativo que el que finalmente aconteció y por lo tanto, al no acontecer, las hacer ver baratas y termina impulsándolas al alza. Seguramente subirán en una menor proporción a la que hubieran subido si el hecho negativo no hubiera acontecido en absoluto pero, sea como sea, resultado final terminó siendo positivo.
Para concluir, lo que estamos viendo actualmente en el mercado estadounidense es un problema de escalas ya que se percibe un miedo muy grande ante un hecho que incluso de acontecer en su escenario más negativo, no sería más que un hecho levemente negativo para el crecimiento económico que se espera que tenga el mundo en 2019, el cual seguiría siendo positivo incluso con aranceles completamente impuestos entre EEUU y China. En base a esto, como sabemos que un gran miedo a un hecho levemente negativo termina siendo alcista, estaremos del lado correcto del mercado si estamos comprados en acciones de Wall Street (por ejemplo, a través de Cedears) durante al menos un año más, sin importar lo que suceda con la guerra comercial entre EEUU y China.
Dicho esto, tengo que aclarar que nadie sabe cuánto puede tardar el conjunto de los principales inversores en pasar del miedo al mercado bajista al miedo de quedarse afuera de la próxima suba de las acciones pero seguramente, las cosas comenzarán a moverse en el momento en que Trump haga algún anuncio al respecto.
No esperemos, por supuesto, ver a los medios de comunicación diciendo “¿Se acuerdan de todo aquello a lo que temimos durante el último año? Bueno, resultó que el miedo que transmitimos no era para tanto” ya que sería muy raro que semejante cosa suceda. Es más, puede ser que incluso no tengamos por un tiempo un anuncio decisivo acerca de la resolución de este conflicto comercial pero que, incluso sin él, los mercados comiencen a normalizarse a medida que el miedo de los inversores vaya dando paso al optimismo y en sus cabezas comience a tener más preponderancia la historia del mercado alcista que continúa vigente en lugar de la del mercado bajista que cada vez tiene menos posibilidades de comenzar.
Los precios de las acciones en el mercado reflejan siempre las expectativas de los inversores. Esa es la razón por la cual, el S&p500 cayó durante 2018, en un año en el que la economía estadounidense creció casi un 3% y el desempleo cayó a mínimos históricos. Esto ocurrió debido a que todo lo que finalmente sucedió en 2018 ya se encontraba incorporado en los precios de las acciones a finales de 2017 e incluso es evidente que los precios reflejaban una expectativa de un 2018 mejor que el que EEUU terminó teniendo (que, como dije, fue muy bueno), razón por la cual, el resultado final fue una caída de los índices bursátiles en un año positivo para la economía del país.
En este momento, nos encontramos en una situación relativamente opuesta a la del 2017, con un mercado que espera resultados económicos para 2019 mucho más modestos que los que esperaba para 2018 y es justamente por esta razón por la que conviene estar comprado ahora, mientras el miedo todavía se encuentra vigente ya que, a medida que el miedo a la guerra comercial vaya desvaneciéndose y el mercado comience a descontar perspectivas económicas mucho mejores para este año, los precios de las acciones comenzarán a subir con fuerza y si esperamos a una señal absolutamente clara para recién ahí comprar es altamente probable que terminemos comprando cuando los precios ya sean demasiado caros, asumiendo así un alto riesgo para capturar apenas un poco de rendimiento adicional.
Como ya lo he mencionado en anteriores informes, si no tenemos el tiempo para analizar en profundidad varias empresas de Wall Street, mi sugerencia es que invirtamos directamente en el índice S&p500 pero en su variación que pondera a las 500 acciones por igual, ya que históricamente esta cartera ha demostrado ofrecer rendimientos mucho más altos a los del índice tradicional por cada unidad de riesgo asumida. Podemos invertir en esta cartera mediante el ETF cuyo ticker es RSP.
Si su broker no le permite invertir en el exterior, entonces lo mejor será que tengamos el 50% de nuestra cartera invertida en Cedears (AAPL, MSFT, QCOM, NTFL, DIS) ya que eso nos permitirá tener nuestro dinero invertido fuera del riesgo argentino, protegido de la suba del dólar y en un mercado al que le queda todavía, como mínimo, un año y medio de suba, siempre y cuando no ocurra, al igual que sucedió en 2008, algún hecho extremadamente negativo en la economía de algún país desarrollado que se propague al resto y lleve al mundo entero a una recesión.
Informe en
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