​Mercados: La volatilidad se impone como la protagonista del 2019

Por Leonardo Guidi de Grupo Carey SA

Para todos aquellos que veníamos felices y confiados luego de un Enero muy alcista, Febrero apareció para bajarnos un poco las expectativas y luego vino el inicio de Marzo para darnos un baño de realidad luego de los carnavales.

Luego de lo vivido durante esta semana me parece que, hoy por hoy, ya podemos anticipar lo que será el 2019: un año en el cual la volatilidad será una compañera constante, tanto acá como en Wall Street, aunque por supuesto, es casi seguro que la volatilidad de Wall Street en unos meses nos parecerá Disneylandia comparada con la que viviremos en nuestro mercado a medida que nos acerquemos a la definición de las candidaturas presidenciales, a mediados de Junio.

Poniendo las cosas en contexto, la principal razón por la cual se produjo la última caída fuerte el Merval fue que el MSCI informó ( https://bit.ly/2UqR0VP ) que va a aumentar la ponderación de las acciones de China en el índice de Emergentes del 5% al 20% y por supuesto, a ese 15% de ponderación se lo va a quitar a otras acciones, principalmente latinoamericanas. Como se imaginarán, esto provocó una fuerte suba en la bolsa de Shanghái ( https://bit.ly/2SUDt7r ) como también bajas en las bolsas de México ( https://bit.ly/2H8ebkq ), Brasil (https://bit.ly/2TnFj5O ) y Corea del Sur (https://bit.ly/2tUJpTx ) pero como nuestro país tiene serias vulnerabilidades propias y estructurales, esta mala noticia golpeó con una fuerza exageradamente alta a nuestros activos financieros, sobre todo si tenemos en cuenta que de por sí la participación de Argentina en el índice de Emergentes es bajísima y que seguramente se verá poco afectada por el aumento de la ponderación de China.

Como vemos en el gráfico del Merval, la enorme caída de las últimas semanas llevó al índice a quebrar el nivel del 38,2% de Fibonacci para posteriormente recién detenerse en la media móvil de 200 ruedas donde también se cuenta el nivel del 61,8% de Fibonacci, que dicho sea de paso es el nivel más fuerte de todos; en base a eso puedo decir que tenemos dos serias razones como para considerar que el Merval puede haber encontrado un piso y que a partir de ahora vendrá un rebote ya que todavía es muy temprano para hablar de recuperación, para lo cual tendremos que esperar al menos hasta que el índice cotice nuevamente en la zona de los 35.000 puntos.

Por el lado de Wall Street tuvimos una semana cargada de noticias preocupantes que están llevando al s&p500 a testear la fortaleza de la media móvil de 200 ruedas, como vemos en el gráfico.

  • EEUU y China continúan sin llegar a un acuerdo comercial y durante esta semana se advirtió al mercado que no espere un acuerdo inminente ya que todavía faltan revolver detalles importantes. Según el New York Times, EE.UU. y China han alcanzado un acuerdo global que podría conllevar la eliminación de gran parte de los aranceles aplicados en ambos países pero que supondría además la adquisición por parte de China de una mayor cantidad de productos estadounidenses y una mayor apertura de sus mercados a las compañías extranjeras. Aun así parece ser que todavía las partes no se han puesto de acuerdo en asuntos clave principalmente a causa de la tendencia del presidente de EE.UU., Trump, de realizar cambios a última hora, según lo que afirman los chinos.
  • Este viernes se publicó el informe del empleo en EEUU y sorpresivamente vino mucho peor de lo esperado; la economía creó solamente 20.000 empleos durante el mes pasado (En Enero había creado 311.000) mientras que el salario promedio por la hora trabajada aumentó un 3,4% interanual así que, en definitiva, tuvimos el peor de los resultados posibles, menos creación del empleo y salarios al alza, o sea, más argumentos a favor para quienes anuncian recesión y para la FED que podría utilizar la suba de salarios como argumento en favor de una inflación acelerándose para así subir la tasa de interés en el futuro con el objetivo de contenerla.

A no desesperarse que todavía acá no se ha roto nada. La economía estadounidense continúa creciendo según los últimos datos publicados y el acuerdo con China eventualmente se firmará así que, como dije la semana pasada, nos encontramos actualmente con un Wall Street que está a la espera de lo que suceda entre EEUU y China, con una economía que está desacelerando su crecimiento pero que según inversores tan destacados como Ray Dalio, es poco probable que entre en recesión durante 2019 y con un mercado que no está ni en euforia ni en pánico sino completamente apático a la espera de drivers alcistas o bajistas que les permitan a los inversores y gestores de portafolios definir lo que van a hacer en el corto plazo.

Volviendo a las fuentes

En momentos como estos en los cuales la volatilidad se apodera del mercado y nuestro cerebro comienza a conspirar contra nosotros, aparece esa sensación de incomodidad con respecto a nuestras inversiones y generalmente terminamos cayendo en la trampa de mirar hacia atrás inútilmente, no con el objetivo de aprender sino más bien para lamentarnos por las cosas que debimos haber hecho con nuestro dinero pero que no hicimos.

En momentos como estos es muy tentador creer que podemos ser capaces de predecir los precios de los activos financieros (monedas, tasas, bonos y acciones) a corto plazo pero con respecto a eso ya hay toneladas de literatura académica que demuestra que, sin estar respaldado por inteligencia artificial (y a veces incluso con eso), es imposible predecir los mercados a corto plazo ya que son tantas las variables que pueden afectar al precio de los activos financieros que es imposible poder predecirlas a todas.

Si sinceramente creen que pueden hacerlo entonces hagan la prueba; anoten en un papel el valor que creen que tendrá el dólar, la tasa, el AY24 (por poner un bono) y el Merval durante la primera semana de Abril y dentro de un mes chequeen si acertaron o no. Les aseguro que es imposible que acierten esos valores con un razonable grado de precisión durante un par de meses seguidos (y ni que hablar de un año) así que una vez más voy a aprovechar para recomendar que seamos muy precavidos con la información que utilizamos para tomar nuestras decisiones de inversión porque estamos en mundo sobreinformado en el cual pululan los gurúes que se la pasan haciendo predicciones y que cuando aciertan aparecen en todos lados mostrándote que estuvieron en lo correcto mientras que, el 99% restante del tiempo en el que estuvieron equivocados no salieron en las redes sociales a decir “vieron que hace un mes dije X cosa, bueno, estaba equivocado”.

Cuando el ruido de la volatilidad se apodera del mercado, quien gana dinero (o evita perderlo) es aquel que puede mantener la calma mientras a su alrededor el resto la pierde. Como dijo Warren Buffet “Sé codicioso cuando todos son temerosos y temeroso cuando todos son codiciosos” y para conservar la calma en un contexto de incertidumbre, nada mejor que volver a las bases de la inversión, es decir, a los determinantes del valor de las empresas en las que invertimos y a causa de esto, en momentos como este donde los precios no reflejan completamente la realidad de las empresas es muy útil volver a preguntarse ¿Qué es lo que determina el valor de las acciones? Lo vemos en el siguiente cuadro:

Podríamos decir que el cuadro anterior está dividido en dos partes: la parte superior muestra aquellos aspectos de la valuación sobre los que la empresa tiene control, ya sea éste total o parcial, mientras que la parte inferior nos muestra aquellos aspectos que están fuera del control de la compañía y que por lo tanto, son determinados por el mercado, o mejor dicho, por la percepción del riesgo que el mercado tenga sobre el futuro de la empresa.

Entonces, ¿En dónde se encuentra focalizado el riesgo en 2019? Sin lugar a dudas se encuentra mayoritariamente en el riesgo operativo y financiero percibido por los inversores que, como consecuencia de ello, ven un mayor riesgo en la inversión y exigen como compensación una mayor rentabilidad a la inversión, lo cual se traduce en una tasa de descuento más alta y en un menor valor de las acciones.

Veámoslo ahora con un poco más de detalle:

Creo que todos estaremos de acuerdo en que durante 2019 el valor de las acciones argentinas se va a definir principalmente en la parte derecha del cuadro anterior, más concretamente en la percepción del riesgo operativo y financiero que los grandes inversores del mercado perciban sobre las empresas argentinas, el cual seguramente terminará siendo un producto del escenario electoral que estaremos enfrentando y de sus posibles desenlaces a fin de año.

Obviamente, no estoy diciendo que los flujos futuros estimados para cada empresa no tendrán importancia pero me parece que, siendo tan decisivo lo que se juega en este año electoral (como sucede casi todos los años electorales de Argentina) creo que la percepción del riesgo argentino por parte de los inversores extranjeros tendrá una importancia relativamente mayor, más que nada porque, desgraciadamente, nuestro mercado es muy chico y sólo con el hecho de que varíen un poco los flujos de capitales, los efectos sobre las valuaciones de las empresas pueden llegar a ser grandes, como ocurrió durante 2018.

A modo de conclusión, lo que quiero que quede claro es que estamos adentrándonos cada vez más en un año bursátil que seguramente será muy volátil y que por lo tanto, puede llegar a ser un año soñado para los traders como también un año muy estresante para todos aquellos que buscan valor en las empresas e invierten a largo plazo si es que no son capaces de controlar sus emociones. Por esta razón es que, si usted es un inversor muy sensible al riesgo, cuyos sentimientos se perturban mucho cuando mira las cotizaciones o el valor de su cartera (algo que seguramente hace todos los días), mi consejo es que este año evite la renta variable si es que no quiere tener un pico de estrés o que, de lo contrario, sea coherente con la estrategia de inversión que está llevando adelante y evite actuar de manera emocional cuando la campaña electoral, las encuestas y los debates de los candidatos cobren una relevancia absoluta en los medios de comunicación y redes sociales.

Si usted tiene una cartera formada por buenas empresas que, a su vez, tienen buenos negocios, cuyas ganancias están creciendo o incluso están iniciando nuevos proyectos de inversión, entonces en el largo plazo su cartera será ganadora y seguramente le ganará al dólar y a la inflación como siempre ha sucedido en el pasado pero, de la misma manera que estoy convencido de esto, creo que es bastante lógico imaginar que durante 2019 la percepción del riesgo de las empresas argentinas por parte de inversionistas domésticos y extranjeros se va a mover muchísimo, tanto al alza como a la baja y que, por lo tanto, tenga por seguro que todo aquel que no se sienta tranquilo teniendo la cartera que tiene, terminará actuando tarde o temprano de manera emocional, cortoplacista e imprudente cuando la volatilidad de los precios aumente, llevándolo eventualmente a perder dinero incluso habiendo invertido en un principio en empresas cuyo valor intrínseco es alto y que el mercado eventualmente reconocerá, como siempre en la historia ha sucedido.

Para que quede bien claro de qué estamos hablando, concluyo con unas definiciones:

Trader: A la hora de comprar y vender esta persona sólo mira el precio de la acción y no se interesa por el valor de la compañía. Opera principalmente en base a las relaciones del precio de la acción con el de empresas similares (mediante ratios) o mediante indicadores como por ejemplo las medias móviles u osciladores como el Estocástico.

Inversor: Es la persona que busca el valor intrínseco de la empresa que está valuando y lo compara con el precio de la acción en el mercado para determinar si están baratas o caras. Su estrategia consiste en tener siempre en cartera empresas cuyo valor esté por encima del precio que actualmente tienen sus acciones en el mercado ya que, como a largo plazo los mercados siempre tienden a ser eficientes, el inversor paciente sabe que tarde o temprano su inversión rendirá sus frutos y que, cuando eso suceda, capturará una ganancia muy superior a las de los índices sin necesariamente haber asumido un alto riesgo sino gracias simplemente a haber detectado valor, comprado acciones y siendo pacientes hasta que el mercado reconoció dicho valor y lo incorporó al precio

Aclaración: No quiero que esto se interprete como un juicio de valor sobre estos actores del mercado porque definitivamente no lo es; ambas estrategias de inversión son perfectamente válidas y lo son hasta tal punto que hay personas se han hecho millonarias utilizando cada una de ellas por lo que en definitiva, utilizar una o la otra termina siendo simplemente una cuestión de gustos, personalidades, tolerancia al riesgo, temperamento y objetivos.

En base a lo anterior creo que en definitiva, lo más importante es que seamos coherentes con la estrategia que estemos llevando adelante, es decir, si estamos jugando al “juego de los traders”, estaremos jugando el juego de los precios y utilizaremos ratios (PER, P/BV, EV/EBITDA, etc), medias móviles, osciladores (MACD, RSI, Estocástico), tendencias e indicadores (Volumen) para comprar y vender, de tal manera que preocuparnos por los balances, proyectar flujos futuros o asistir a las asambleas de accionistas es algo que simplemente nos distraerá del verdadero juego que estamos jugando mientras que, si estamos jugando al “juego del inversor”, estaremos jugando al juego del valor y utilizaremos descuentos de flujos de fondos, primas de riesgo, betas, análisis económicos e incluso asistencias a las asambleas para conocer de la mejor manera posible todos los pormenores de la actualidad y posibles escenarios futuros de la compañía y por esta razón es que, andar mirando cómo se mueve diariamente el precio de la acción en el mercado, preocupándose o alegrándose cuando el precio rompe una línea de tendencia, un piso, un techo o poniéndose nervioso cuando el estocástico está en llegando a sobre-venta resultará en una pérdida absoluta de nuestra energía y nuestro tiempo ya que esas no son herramientas que formen parte del ‘juego’ que estamos jugando.

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